Y llegó la siega, Aguiluchos

A lo largo de este mes de junio, gran parte de los campos de cereal han sido ya cosechados. Las altas temperaturas favorecen el secado del grano de unas variedades cada vez más precoces. Dos son las aves que más sufren durante este periodo en los campos cerealistas, aves que, por sus hábitos, han sido llamadas rapaces esteparias. Nos referimos a los aguiluchos cenizo (Circus pygargus) y aguilucho pálido (Circus cyaneus). En este artículo veremos cuál es la afección de las prácticas agrícolas sobre estas aves, qué medidas se están llevando a cabo para minimizarlas y la efectividad de las mismas.

De los tres aguiluchos que podemos ver por España, aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), aguilucho cenizo (C. pygargus) y aguilucho pálido (C. cyaneus), son estos dos últimos los que están sometidos a un mayor número de amenazas que, según los últimos censos de SEO BirdLife han provocado la disminución de sus poblaciones en un 19 – 23 % y un 34 – 45 %respectivamente, del año 2006 al 2017 (Arroyo et al., 2019).

Este declive se explica por la enorme vinculación que tienen estas aves con los campos agrícolas (menos en el caso del aguilucho pálido, del que luego hablaremos) y la intensificación que ha tenido lugar en los mismos.

Pero antes de meternos de lleno en estos aspectos más ligados a la conservación, veamos algo sobre el comportamiento y biología de estas especies.

Como es habitual en esta web, no se realizará una descripción detallada de la especie, tan solo veremos por encima algunos aspectos de su biología que es fundamental conocer para abordar los problemas de conservación y las políticas/programas para mantener sus poblaciones.

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AGUILUCHO CENIZO

El aguilucho cenizo (Circus pygargus) es una rapaz diurna considerada propia de los paisajes esteparios. Mientras que en Europa del este es un ave que anida mayoritariamente en hábitats naturales (al menos hasta finales del pasado siglo) a medida que nos desplazamos al oeste se van viendo un mayor porcentaje de nidos en campos agrícolas, porcentaje que en Francia y España supera el 80% (Arroyo y Bretagnolle, 2000). De distribución bastante amplia por Eurasia, las mayores poblaciones europeas (exceptuando a Rusia) se dan en España (4276 – 5362 parejas según el último censo nacional de 2017), seguido de Francia, Bielorusia y Polonia.

Aguilucho cenizo
Aguilucho cenizo macho

En España es un ave reproductora estival, pasando los inviernos en el África subsahariana. Su distribución engloba todo el territorio peninsular a excepción de la cornisa cantábrica y el sureste ibérico. Se empieza a ver en territorio español hacia el mes de marzo, comenzando en abril la puesta que, como decíamos, realiza en un 80 – 90% de las ocasiones en el suelo en campos de cereal o cultivos forrajeros. Es esta particularidad lo que hace que esta especie presente graves problemas de supervivencia en ausencia de programas de conservación, ya que los periodos de cría coinciden muchas veces con la recolección del grano (meses de mayo – junio para muchas zonas de la península ibérica).

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AGUILUCHO PÁLIDO

El aguilucho pálido (Circus cyaneus), físicamente muy parecido al anterior, tiene unos hábitos y comportamiento algo diferente. En primer lugar, sus poblaciones ibéricas son residentes, aunque en invierno acuden individuos procedentes del centro y norte de Europa. En segundo lugar, su distribución a nivel nacional es más norteña, ocupando territorios de la mitad norte peninsular.

La puesta la realiza habitualmente en el suelo de áreas de matorral o pastizales, aunque en los últimos años se ha observado una mayor puesta en cultivos de cereal, quizá debido a la destrucción, quema o desaparición de aquellos hábitats.

En el último censo de aguilucho pálido de 2017, sus poblaciones en España se estimaron en 370 – 600 parejas, lo que supone un declive del 34 – 45% respecto al censo anterior de 2006.

Resulta curioso como esta especie, que se encuentra sufriendo un declive aún mayor que el aguilucho cenizo y cuya población es considerablemente menor en la península (del orden de 10 veces menor), no esté incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Además, según la organización SEO BirdLife:

“Dado el declive detectado en la última década en su población (-34% al -45%), que puede mantenerse en los próximos años, ya que las causas a las que se atribuye este decrecimiento -gestión agrícola y degradación de las zonas arbustivas- no se prevé que desaparezcan, y su tamaño de población actual, inferior a los 2.500 individuos reproductores, se recomienda que esta especie sea incluida con la mayor urgencia posible a escala estatal y en todas las comunidades autónomas en la categoría de “En Peligro de Extinción” dentro de los respectivos catálogos de protección de especies, ya que de acuerdo a criterios de la UICN, debería estar en la categoría de “En Peligro””.

Aguilucho pálido
Aguilucho pálido macho

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PRINCIPAL PROBLEMA DE CONSERVACIÓN: LA SIEGA

Pues bien, como decíamos, estas dos especies, que están ligadas a medios esteparios, se han ido adaptando con el paso del tiempo a los paisajes pseudoesteparios que constituyen los campos de cereal. Estos campos, semejantes a las estepas naturales, son buscados por los aguiluchos por ser un lugar que les sirve de protección y cobijo para la cría de sus pollos. Pero es que, al contrario que en las estepas de vegetación natural, en los cultivos herbáceos se realizan una serie de actividades como la cosecha o el empacado, que ponen en grave riesgo la viabilidad de las nidadas.

Así, en función de la finalidad y de la fenología del cultivo, esto es, de la especie/variedad cultivada y de las características climáticas/meteorológicas de la zona en cuestión, los aguiluchos jóvenes o sus huevos estarán en peligro por aquellas actividades o no.

De este modo, en general, cabe decir que en zonas más frías o más húmedas, donde la cosecha del cereal se realiza más tarde, los aguiluchos tienen una mayor probabilidad de supervivencia. Por el contrario, en zonas cálidas o secas, o en años con primaveras con estas características, la siega se adelantará, afectando negativamente a la supervivencia de aquellos.

Como decíamos, otro factor decisivo que afecta a la supervivencia de los pollos es el tipo de cultivo. Cultivos como los forrajeros (veza o alfalfa), cuya siega se lleva a cabo pronto en la primavera, con gran probabilidad destruirán los huevos de los aguiluchos, si no se han segado antes de la puesta.

En cuanto a los cereales, en Castilla la Mancha se ha estudiado el efecto diferencial entre los cultivos de cebada y los cultivos de trigo (Castaño, 2010). En esta región, se ha comprobado como la mayor parte de los nidos de aguilucho cenizo se sitúan en campos de cebada (en parte por la mayor superficie destinada a este cereal en la región y quizá también, como comenta el autor, por el mayor desarrollo de la cebada en el momento de la llegada de los aguiluchos, ofreciéndoles mejor cobijo). Ya que la cebada se cosecha antes que el trigo, los nidos en aquella tendrán menos probabilidad de supervivencia que en éste.

Por otro lado, cada vez es más frecuente la siembra de variedades de cereal más precoces, cuya siega se realiza antes, lo que puede estar actuando como un factor clave en el declive de estas especies.

Una posible amenaza futura, que ya estamos viendo año tras año, es el cambio climático, que adelantará la maduración del grano con los consiguientes efectos sobre las nidadas si esto implica el adelanto de la cosecha.

Aguilucho cenizo
Aguilucho cenizo en cereal

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OTRAS AMENAZAS: CAMBIOS DE USOS DEL SUELO

Otra de las grandes amenazas para los aguiluchos es la destrucción de los hábitats naturales donde algunas poblaciones de aguilucho cenizo y la gran mayoría de los aguiluchos pálidos anidaban.

En cuanto al aguilucho cenizo, destacar lo que comentan en el ámbito de Galicia desde el Grupo Ibérico de Aguiluchos (GIA):

“La mayoría de las parejas nidificantes utilizan vegetación natural, concretamente tojales, como hábitat de nidificación, siendo anecdótico las parejas que crían en pastizales o cultivos de cereal.

Unos tres lustros atrás la población de Galicia era una de las más importantes de España, la cuarta, en concreto, por detrás de la de Andalucía, Castilla y León y Extremadura, pero en este periodo de tiempo su declive ha sido dramático. Las causas del colapso poblacional están en relación a la transformación de sus hábitats, tanto de nidificación como de caza, en cultivos de eucalipto y pino o maiz respectivamente.

Respecto al aguilucho pálido, decir que esta degradación de los ecosistemas de matorral y vegetación natural puede ser el factor determinante en su declive, como muestra la siguiente diapositiva.

 

declive aguilucho pálido
Fuente: Arroyo, B. “Hen Harrier trends in Spain: comparisons between the 2006 and 2017 censuses”

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QUÉ SE ESTÁ HACIENDO?

Es aquí donde entran los proyectos de conservación y campañas de salvamento de aguiluchos. Cabe destacar que el aguilucho cenizo está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas en la categoría de “Vulnerable” (el aguilucho pálido, como decíamos, no está incluido en el Catálogo, aunque sí en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial) lo que implica la obligatoriedad de elaborar y aprobar a nivel nacional un Plan de Conservación de la Especie en menos de 5 años desde su catalogación, lo cual no se ha hecho.

En ausencia de este Plan, distintos colectivos se han organizado a lo largo de los años para proteger los nidos de estas aves. Asociaciones como SEO/BirdLife, GREFA, Amus, Esparvel, asociación Tumbabuey,… en colaboración, a veces, con las administraciones públicas, se afanan en detectar los nidos, geolocalizarlos, localizar al propietario de la tierra y proponer distintas medidas de protección en función del tipo de cultivo, la edad de los pollos y la disposición del agricultor.

Aquí os dejo un programa muy interesante sobre distintas campañas de conservación por toda Andalucía:

En cuanto a la edad de los pollos, si se estima que saldrán del nido antes de la fecha prevista para la cosecha, no es necesaria su protección, aunque normalmente se aprovecha para realizar el anillamiento y/o marcado de aquellos.

En caso contrario, las medidas de protección pueden consistir en:

  • Dejar un rodal de cereal sin cosechar alrededor del nido: esta práctica, que ha sido y sigue siendo bastante habitual, se ha demostrado poco eficaz por varios motivos. En primer lugar, los pollos de los aguiluchos tienen un comportamiento nidífugo, lo que implica que ante la llegada de la cosechadora pueden intentar huir más allá de ese rodal, con el peligro que eso conlleva. En segundo lugar, esos rodales actúan como un foco de atención para los depredadores o los curiosos de dos patas, haciendo más fácil la depredación o el expolio de nidos.
  • Vallar el nido perimetralmente, con la idea de evitar la entrada de los depredadores y evitar la salida de los pollos en el momento de la siega. Esta es otra medida que no da los resultados esperados pues, a no ser que el vallado se haga a conciencia, es accesible para los depredadores, además de seguir siendo un foco de atención en medio del sembrado.
  • Mover a los pollos a un sitio seguro por el tiempo que dure la siega, dejándolos tras la misma en el rodal donde está su nido o en un nido artificial construido en los alrededores.
  • Llevar los pollos a un Centro de Recuperación, tras cuyos cuidados, serán alimentados mediante la técnica del hacking y liberados en el medio natural.
  • Dejar la parcela entera (o lo más posible) sin cosecharse. Con este método, a diferencia del rodal, se deja una mayor superficie sin cosechar hasta el vuelo de los pollos, de modo que se evitan los problemas de aquel.
  • Retrasar la época de siega, que se considera como la mejor opción a efectos de supervivencia de los pollos, si bien los costes de la misma la hacen muchas veces inviable. El retraso, en la mayoría de las ocasiones, no sería superior a 7-10 días (Arroyo et al., 2002).

Un estudio llevado a cabo por investigadores españoles y franceses (Arroyo et al., 2002) muestra que las acciones de conservación en un área concreta afectan positivamente a las poblaciones futuras en territorios alejados, debido a la movilidad o dispersión juvenil. En efecto, los lugares que los aguiluchos jóvenes eligen para nidificar no son necesariamente los más cercanos a donde se criaron. Sin embargo, una vez crían con éxito en un lugar, tienden a volver a ese sitio o sus cercanías para criar, al menos si hay buena disponibilidad de alimento. Ésto último, como veremos, tiene muchas implicaciones a la hora de decidir qué técnicas y medidas de conservación utilizar.

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UN PASO MÁS: HACKING Y CUSTODIA DEL TERRITORIO

Algunos colectivos, viendo como las poblaciones de aguilucho cenizo descendían bruscamente, han empezado a tomar otras medidas. Es el caso del Grupo Ornitológico Tumbabuey, que ante el alarmante descenso de las parejas reproductoras en la comarca de la Janda (Cádiz), en 2016 cambiaron su estrategia, como cuentan en su página web:

“En el año 2016 decidimos cambiar el modelo de conservación definitivamente y centrarlo, en la compra de cosechas en pie, arrendamiento de parcelas y creación de micro-reservas para la reproducción segura de estos ejemplares. Desde ese momento, y gracias a la financiación privada (empresas, asociaciones, mecenazgo, etc), sólo se han realizado actuaciones de este calibre.

Estas medidas directas, junto a la incorporación de ejemplares rescatados de toda Andalucía y liberados mediante la técnica de cría campestre o “Hacking” han facilitado que la población no haya desaparecido y que poco a poco se recupere.”

Actualmente, gestionan una microrreserva de 7 ha en las que ya han llegado a anidar varias parejas de aguiluchos.

Sorprendentemente, varios de los pollos liberados con la técnica del hacking han vuelto a criar en la zona exacta o en las inmediaciones de donde fueron liberados, dando muestra quizá de una mayor filopatría de la que se consideraba para esta especie. Por mencionar un ave concreta que a la vuelta de su primer invierno en África volvió al mismo lugar donde fue liberada hemos de destacar a la hembra conocida como “Sacapuntas”. Aquí os dejo su famosa historia.

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TRAMPA DE CONSERVACIÓN

En cuanto a la efectividad de las campañas de salvamento de aguiluchos, qué decir cabe que se consideran fundamentales para haber evitado el declive (o incluso, la extinción local) de la especie. De hecho, se considera que aproximadamente un 60% de los nidos en la península ibérica y Francia serían destruidos en ausencia de medidas de conservación, lo que haría insostenibles las poblaciones de este ave, llevando a su declive (Arroyo et al., 2002). No obstante, resulta importante plantearse la sostenibilidad económica a medio/largo plazo de estas medidas, para evitar caer en lo que ciertos autores han dado en llamar “Trampa de conservación” (conservation trap) (Torres-Orozco et al., 2016).

Esta trampa actuaría haciendo la conservación de cierta especie altamente dependiente de medidas humanas de alto coste económico, de modo que en caso de desaparecer los fondos o los medios utilizados, la especie sufriría las consecuencias negativas, sufriendo una especie de efecto rebote. Para evitar esto, se considera preferible aumentar la eficiencia y autosostenibilidad de las medidas de conservación.

Esto se ha estudiado en el caso de la conservación del aguilucho cenizo en la provincia de Lleida (Torres-Orozco et al., 2016), como se describe a continuación.

Resulta que a partir del año 2005 y debido a una gran sequía y consiguiente poco desarrollo del cereal de secano, los aguiluchos han empezado a criar en otro tipo de cultivos alternativos. Para el año en que se llevó a cabo el estudio (2015), un 40% de los aguiluchos criaban en forraje, un 27% en cereal de regadío, otro 27 % en cereal de secano y un 6% en hábitats naturales.

Teniendo en cuenta que la conservación en esta provincia se basa en la compensación al agricultor por el cultivo que se deja sin cosechar alrededor de los nidos, podemos ver como los costes de esta medida aumentan para el caso del cereal de regadío y el forraje, frente al cereal de secano. Como consecuencia, pretender salvar todos los nidos en todos los cultivos puede llevar a una insostenibilidad económica y a la llamada trampa de conservación.

En este sentido, se plantean distintas estrategias diferentes de la protección de todos los nidos en todos los cultivos. Dicho de otro modo, si se llevase a cabo un menor esfuerzo de conservación en cultivos de forraje, dada la tendencia de la especie de criar en aquellos sustratos donde haya tenido éxito previamente, podría haber un cambio de sustrato preferente de nidificación (como ya hemos visto que ocurrió en 2005).

De este modo, además, se haría el cultivo de cereal de regadío más atractivo. Este cultivo, dada la recolección más tardía, tiene más posibilidades de albergar nidadas exitosas, incluso sin campañas de salvamento, de modo que favorecer la presencia de estas aves en estos cultivos podría tener efectos positivos sobre la especie y sobre la sostenibilidad de las medidas de conservación.

En cualquier caso, en un contexto de cambio climático, resulta muy dificultoso jugar a predecir cuál es la mejor estrategia, dado que hay factores que no podemos prever, como la disponibilidad de agua de regadío en el futuro, el cambio de cultivo/variedades, etc. Aún así, es interesante plantearse estos aspectos y tenerlos en cuenta en el seguimiento de estas especies, pues esta ecología del comportamiento puede llegar a ser clave para adaptar las medidas de conservación a las condiciones cambiantes que nos encontremos en años venideros.

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AGUILUCHOS COMO CONTROL DE PLAGAS

Parece que siempre tenemos que vender o posicionar a las especies amenazadas de acuerdo a los beneficios que nos reportan a los seres humanos o lo que más recientemente se han venido a llamar beneficios ecosistémicos. Y por triste que parezca, y aunque la biodiversidad y las especies tienen un valor per se, a veces resulta imprescindible caer en esta reducción de la naturaleza a nuestros intereses y más en especies como las que nos ocupan, en que los primeros beneficiados son aquellos de quienes depende su supervivencia (agricultores).

En este sentido, no son pocos los beneficios que conllevaría la protección de estas maravillosas aves. De hecho, un lema habitual en las campañas de salvamento de aguiluchos ha sido

“Si tienes un aguilucho, tienes un tesoro”

refiriéndose al hecho de que el agricultor que tenga en su campo un nido de estas aves tiene un verdadero aliado. No en vano, los aguiluchos son voraces depredadores de roedores e insectos como los saltamontes y langostas.

Por ejemplo, se sabe que el recorrido realizado en época de invernada (en África) por el aguilucho cenizo se realiza siguiendo los bandos de langostas, que parece constituyen uno de sus principales alimentos. En España se sabe que hay lugares donde existen o han existido históricamente importantes colonias de hasta 30 – 40 nidos concentrados en pocas hectáreas en zonas con presencia de langosta mediterránea (Dociostaurus maroccanus), como los Llanos de Cáceres (Castaño, 2010).

Si tienes un aguilucho tienes un tesoro
Aguiluchos como depredadores en agrosistemas. Fuente: Ituci Verde

En Holanda han sido estudiados los efectos beneficiosos de la inclusión de barbechos y campos de alfalfa en los campos de cultivo en cuanto al aumento de la disponibilidad de presas para aves como el aguilucho cenizo (Schlaich et al., 2015). Medidas sencillas como ésta, unidas a medidas para evitar la destrucción de los nidos de estas aves (retraso de la época de siega, uso de variedades más tardías,…), serían excelentes aportaciones que la nueva PAC podría introducir.

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BIBLIOGRAFÍA

https://aguiluchosdelajanda.es

https://grupoibericodeaguiluchos.org/

www.seo.org

Arroyo, B.E., Bretagnolle, V. 2000. Evaluating the long-term effectiveness of conservation practices in Montagu’s harrier Circus pygargus

Arroyo, B.E., García, J.T. & Bretagnolle, V. 2002. Conservation of the Montagu’s Harrier (Circus pygargus) in agricultural areas. Anim. Conserv. 5: 283-290

Arroyo, B., Molina, B. & Del Moral, J.C. 2019. El aguilucho cenizo y el aguilucho pálido en España. Población en 2017 y método de censo. SEO/BirdLife. Madrid

Castaño, J.P. 2010. Las rapaces diurnas y su conservación en Castilla la Mancha

Schlaich, A. E., Klaassen R. H. G., Bouten W., Both, C. & Koks B.J. 2015. Testing a novel agri-environment scheme based on the ecology of the target species, Montagu’s Harrier Circus pygargus. Ibis 157: 713-721

Torres-Orozco, D., Arroyo, B., Pomarol, M. & Santangeli, A. 2016. From a conservation trap to a conservation solution: lessons from intensively managed Montagu’s harrier population. Animal Conservation 19: 436-443

2 comentarios en “Y llegó la siega, Aguiluchos

  1. Me ha encantado descubrir al aguilucho cenizo, es muy bonito. Hay otra palabra que no conocía y me ha gustado: “filopatría”, me ha recordado a la película “Volando libre”. Gracias por escribir tan generosamente, permitiendo que esta información llegue a más gente.

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